Montserrat - Hotel Colonia Puig

En 1910 un magnate catalán, el señor Puig, compro los terrenos dela masia de la Creu para construir un hotel, inaugurado sobre 1915 fue destinado a todos los visitantes que querían ver el monasterio de Montserrat, se ofrecían servicios de bodas, bautizos y todo tipo de eventos, siendo un hotel de lujo. Cuando estalla la guerra civil el hotel se convierte en un hospital de sangre, hospedando a heridos del bando republicano, tras la guerra vuelve a usarse como hotel de lujo, poco a poco fue perdiendo fama hasta que en 1990 se abandono

En la primera década del siglo pasasado, el industral catalán Sr. Puig, amigo íntimo de Alejandro Lerroux (breve Presidente de la II República), adquirió el solar Masía de la Creu para construir su hotel, al parecer contando con la ayuda económica de la cúpula del partido republicano radical que Lerroux dirigía. No es ésta la única anécdota relacionada con la política que el hotel acumula. La lectura del manuscrito autobiográfico del anarquista Juan García Oliver, creador del grupo "Los Solidarios" en favor de la clase proletaria pero con varios asesinatos entre empresarios y políticos a sus espaldas, nos relata su contratación en este hotel como camarero en 1918. De este modo, la inauguración del local hubo de producirse, como muy tarde, a lo largo de ese año, aunque hay datos que la sitúan en 1912.

La magnífica ubicación del hotel de tres plantas atrajo desde el momento de su apertura a no poco público de la alta sociedad que podía disponer de una habitación desde 3,50 pesetas y de pensiones a 15 pesetas. Para el traslado de sus clientes, el hotel disponía incluso de una flota de autocares Hispano Suiza. Un negocio redondo que, con el estallido de la Guerra Civil, desapareció. Su posición estratégica convirtó sus estancias en hospital de sangre dependiente del Gobierno. Allí se acogían a militares republicanos y civiles - gravemente heridos como consecuencia de las bombas alemanas arrojadas por los aviones Stukas - muchos de ellos provenientes de la cercana localidad de Monistrol de Montserrat, arrasada a principios de 1939 por los bombardeos.

Algunos de los pacientes, muchos, morían allí y otros, con más suerte, sobrevivían a su heridas, como Alejandro Finisterre, poeta, inventor, editor y creador del futbolín, que resultó herido en Madrid y fue trasladado al hotel para acelerar su recuperación por los problemas respiratorios que arrastraba. Durante su estancia, se cuenta que se dedicaba a pasar las páginas de las partituras para una enfermera que tocaba el piano, quién sabe si no el mismo piano del que ya sólo restan pedazos. Amante del deporte, pero gravemente afectado en sus piernas por las heridas de la guerra, observando además que los niños ingresados no tenían nada con lo que jugar, el Sr. Finisterre se alió con un carpintero de Monistrol para crear, en el mismo hotel, el primer futbolín español

Pasada la guerra el hotel volvió a abrir sus puertas. Queda constancia de ello en la publicidad de un banquete que acogió en 1955 para celebrar el décimo aniversario de las motocicletas Montesa. Finalmente, el hotel cerró sus puertas a finales de la década de los 80, algunos recibos que hallamos entre sus ruinas así lo constatan y hoy languidece a la espera de su desaparición definitiva, momento en el que, quizás, también su historia se pierda para siempre tras él.